Estos versos no son cortos ni largos.
Los ha engendrado la verdad,
mi dicha y mi deshonra.
Su recuerdo quedará en mí
como la marca del ganado.
Igual que llora el zorro
por el Color del Trigo.
Dicen que al desamor
debemos dedicarle un tributo,
un tiempo… una escritura.
Desde hace mucho tiempo
el amor es para mí palabras,
soledades y recuerdos.
Y fantasías de una última mirada.
El amor es para mí ya algo inalcanzable,
Pues ya no tengo la misma fe de hace diez años.
Es cierto que me sigo enamorando,
sólo que no apuesto todo lo que tengo
en una sola mano.
Existe una mujer que me espera,
Y por las noches piensa qué decirme al otro día.
Pero algunos recuerdos se interponen en el sueño de tenerla.
Ya van casi dos años de su ausencia
Y mi corazón reclama su presencia
por las noches.
Ahora no la lloro en las mañanas ni las tardes:
Mis lágrimas son sólo manuscritas.
Ya van casi dos años de su ausencia…
Y mi corazón todavía
inventa horas de reproches a sus labios.
Hay días que algún sueño, alguna pesadilla,
Demanda largas horas un último relato.
Y yo, por no llorarla,
Desperdicio momentos de escritura.
Aún secretamente
Conservo esperanzas milagrosas,
Y aunque el Atlántico es impío a mis deseos,
Sueño salir de casa…
Y encontrarla.
La ciencia dice que estamos
a medio mundo de distancia... Y yo comprendo.
Entonces no sé por que este sentimiento
Se ha vuelto intolerable al otro lado de la Tierra.
Los hombres, que la cura
está en el paso de los años…
Y yo comprendo.
Pero no sé por qué si estoy
tan lejos de sus últimas miradas
Tengo tanta necesidad de este dolor:
Insistir su cadera, sus labios y sus ojos,
En todos los trigales que yo miro.
Los sabios aseguran
que al presenciar muchos ponientes,
Empezaré a buscar otros trigales,
como si el sol cayendo desgastara su figura.
Y ahora que ya van para un dos años
de atardeceres sin su cuerpo
No entiendo qué razón tendrán mis lagrimas.
No sé por qué pretendo que algo suyo exista en todos mis amores.
Antes de ella yo pensaba que las lágrimas
no eran cosa de los hombres.
Ahora que su cuerpo
ya no es cosa de mis manos,
me fue enseñando el valor
que tienen los recuerdos confesados
esta verdadera incertidumbre.
Estos versos no tienen métrica ni rima.
Los ha inspirado la necesidad
de estar en paz con su recuerdo.
Se han ido extendiendo a lo largo de los años,
Como la sombra del crepúsculo
sobre los campos de trigo.
19 de Agosto