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02 de Abril, 2010    General

La Playa de Mi Vida (Huellas)











 

 

Antes de cumplir los veinte aniversarios,

Yo creía que en el mundo el amor era posible.

En ese entonces mi corazón se enamoraba

De todas las lecturas que leía:

Pues yo hace mucho tiempo

Creía que en los libros

Se encontraba la verdad que iba buscando.

 

Así una vez leí de un niño

Que venía de otro mundo;

Y me enojé con todo el que decía

Que a las rosas nunca había que escucharlas.

 

Leí también literaturas

Que a su tiempo me habían parecido,

Soberbias moralejas para el mundo en que vivía:

Yo sentía que sus mágicas sintaxis,

Me perdían en abismos submarinos

Y planetas fabulosos

Donde amanecía con dos soles

Y dos lunas cremita me acunaban

Cuando la luz se despedía

En su bipartida melancólica.

En la ardiente ruta de mis veinte aniversarios,

Yo me enamoraba de todos los poemas como este.

Pues hablaban de valores (que si ahora me fijase),

Yo diría que en un corazón cuerdo

No se habían inspirado.

 

Y entre todas las lecturas

Que he leído hasta esa época,

Leí también en una tarde

Sobre un hombre repasando

El recorrido por la playa de su vida:

 

Dos pares de huellas que iban juntas

Dejaban  evidencia

De que Dios le acompañaba

En sus momentos más felices.

 

Pero en sus horas de más pena,

Notó con decepción un solo par de huellas,

Emblema de la pura soledad indivisible,

A la hora en que Dios nos pone pruebas.

 

¿Por qué Señor – le preguntó – ,

Has andado al lado mío solamente en alegrías?

Y en cambio me has dejado caminar en solitario,

Por la playa de mi vida

Mientras te he necesitado con urgencia.

 

Pero Dios le consoló

Con Su marcial sabiduría,

Pidiendo que examine nuevamente

Las arenas de su vida:

 

Para poder seguir andando juntos

Por la Playa de tu Vida

En los momentos más difíciles

Verás un solo par de huellas

Que demuestran apatías,

Porque yo te llevé en brazos,

Para poder seguir

En un mañana andando juntos,

Codo a codo

Por el vado de tu vida.

 

 

 

 


¿Cuántos pares de huellas iré dejando

Por  la playa de mi vida?

Pues yo siento que a medida

Que mis pisadas dejan marcas

En las impredecibles y cambiantes

Costas de mi vida

La gran carga que yo arreo

Va borrando cada paso que se marca

Y en vez de un rastro va dejando

El desafiante surco que divide

En dos mitades

A la historia de mi vida.

 

 

Si a medida que camina

El Señor fuera conmigo dibujando

Una frontera que corta en dos mitades

A la playa de mi vida,

Al poco rato de haber empezado el recorrido

Yo le increparía con mi afiebrado ímpetu sobrante:

¿Por qué permites que los hombres

Respetemos tanto al malo

Y con el justo desquitemos nuestras iras?

 

 

 

 

 

 

 

 

Si el Señor fuera dejando

Sus colosales huellas al lado de las mías

(Mientras vamos codo a codo

Por la playa de mi vida),

Para en un mañana corregir a mis cuestiones,

Mostrando la evidencia

Que dejaron en la arena de mi vida

Dos pares de huellas en mis dichas

Y en mis tragedias sólo uno:

Pues yo en verdad desconfiaría…

Muchas veces enredaron mis razones

Las palabras de otros hombres.

Y desperté varado en una playa

Sin arenas, sin estrellas y sin mares.

 

Si el Señor caminase al lado mío

Por la playa de mi vida:

No me bastarían diez mil millas

Para reprocharle cuánto logro

Me ha quitado poco a poco

Utilizando las manos

De quienes yo una vez más quise.

Y al Señor le pediría que me explique

Por qué permite siempre

Que los hombres nos hagamos

Viejitos tan de golpe.

Y olvidemos por completo

Al niño que esperaba ansioso

La campana del recreo,

Para tener sueños un ratito

Bajo la quisquillosa sombra abanderada

Del patio del colegio.

 

Si el Señor dejara al lado de las mías

Sus certeras huellas imparciales

Mientras conmigo va midiendo

La distancia de la playa de mi vida,

Yo tendría en mis haberes un reproche:

E insistiría para que finalmente

(Él o alguien más me explique),

Por qué los hombres recordamos

Mucho más del otro los errores,

Y en cambio vivimos

Exagerando nuestro atino.

 

Y cuando ya se haya cumplido

La mitad del recorrido,

Y al volvernos vieran nuestro ojos

Una playa pisoteada que lavaron las mareas:

Le pediría que me explique

Por qué yo no he podido

Hacer algo más de lo que he hecho

Para que mis padres…

No se mueran de a poquito.

Si yo fuera capaz de mirar hacia adelante

Para ver futuras huellas en la playa de mi vida:

No me extrañaría para nada

Observar que en el perplejo día de mi muerte

Será el mío el único y triste par de huellas

Que atisbaré sobre la arena

Llevando el catafalco

Por el vado de mi vida.

 

Le diría que tantas injusticias y tanta indiferencia

Me hicieron preferir caminar en solitario.

Pues hasta la compañía del más Santo

Habrá finalmente rechazado

El último vestigio del orgullo que me queda.

 

Si en esta parte de la costa de mi vida

Dios me está llevando en brazos,

Para que a mí me resulte menos árido el camino:

Entonces le recordaría con voz firme

Que mis piernas se han acostumbrado

A caminar adoloridas,

Y aún pueden avanzar

Sobre el cañaveral y los pantanos.

Pero sí le rogaría con persuasiva disfonía

Que cortara con su mágica cizalla

Las cadenas que me atan

Al arreo que me hunde por las costas de mi vida.

 

Si yo hablase con Dios en un mañana

Que separan de esta fecha

Unos 20 ó 30 treinta aniversarios:

Yo dos cosas recordaría me ha dado

Para que mis fuerzas no se arredren

Si no todo es alegría:

 

La primera, le daría muchas gracias

Por haberme permitido

Ir andando solitario

En mis días de más pena.

Pues he aprendido a caminar entre penumbras

Cuando mi camino fue nublado por mis lágrimas.

 

 

 

 

Y finalmente, si algún día alguien me diera

La oportunidad de poder ver Sus rectos ojos,

Le agradecería en tantas veces

Como reproches yo haya hecho

El haberme permitido caminar al lado tuyo.

Y estar seguro que de ahora en más

Siempre veré cuando me vuelva

Dos pares de huellas yendo juntas...

 

 

 

Por la playa de mi vida.


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04 de Febrero, 2010    General

El canto del Ruiz Señor

 

 

 

6 de Marzo de 2007

 

 

S

upe que recibió las dos, pues en el 2oo4 un misterioso llamado inoportuno y esperado llegó a la una y media del mediodía me hizo respirar un poco, y el recuerdo de su piel castaña me imaginó un perfume a resistencia y entrega. Hoy he visto a uno mujer perfecta, y de nuevo me castiga el recuerdo del Color del Trigo, esta vez más doloroso: pues reencarna luego de mucho tiempo esta melancolía, ahora sumada a la posibilidad de no regresar nunca más, pues es muy cómodo al otro lado del Atlántico estar a salvo de nuevos rechazos y el dolor que uno siente cuando la mujer que ama tiene marcas en la piel de otros amores. Y mi dolor aún se acrecienta, se multiplica, es exagera, al recordar el principito que yo era antes de ella. Este dolor se infinitiza cuando hago memoria de la desnudea de mi alma cuando estaba ante ella, pensando que mi entrega sería una muestra más de voluntaria fidelidad .Y me pregunto un momento, de haber sabido en aquel tiempo sobre la consecuencias de forzar el sino, de haber intuído la contraproducencia que podría experimentar el corazón de una mujer que sueña con su príncipe azul... es casi seguro que hubiera tratado de disolver mis rencores, de aprovechar las soladades que me facilitó la minusvalía para pintar mineros retratos o remarcadas caricaturas; o quizás – me suena mejor- la añoranza que su ausencia me provocó habría sido en mi cuaderno una Ilíada urbanizada. Per en vez de eso: analizaba todas las conductas posibles que se me ocurrían cuando la presentía viniendo hacia mí.  Y lamento muchísimo que mi escritura sea sólo una manera de aliviar mis penas y mis dolores repentinos, pues si me hubiera acostumbrado a escribir sobre sus hermosuras, dedicaría en esta mañana los versos más hermosos para la quietud sub-tormesina..

 

Como si me pareciera que hago algo malo, tal vez por que leo tenga fama de temer al verdadero amor, abandono de golpe las líneas más hermosas que debería dedicarle, y vuelvo en una línea próxima a aquel momento del año 2005, el día 15, cuando regresé a la plaza para ver si todavía estaba el Principito que yo le había dejado. Ella estaba esperándome, tomando mate, al lado de la misma Virgen mediadora. En un momento se dio la vuelta, me miró, me vió... y no nos dijimos palabra.

 

Ya no me convencen los principios cristianos ni metafísicos, son demasiado rigurosos, y aunque le he sido fiel a ambas doctrinas, me he llevado muchas desilusiones. Yo pensaba que ella algún día cambiaría.

 

Otra vez me lamento terriblemente. Quisiera haberle hablado con palabras que la hicieran elevar hasta los olimpos de su fe, o por lo menos resguardar la que ya tenía.

 

De nuevo la Coincidencia me ataca con sus repentinos dardos, que arrojados por Quien Me Ama atinan en el centro del mi ingenuidad, como si mis lágrimas pretendieran enseñarme la verdad de mi pasado, reemplazando mis utopías por asociaciones de mis nuevos principios con los últimos relatos de mi tercer Principito. El número 22 se cuela otra vez en mis tramas manuscritas, como recomendándome para que siga andando por este sendero que construye el renombrado Bosque de mis Prosas. Y como redescubriendo un antiguo sino escucho entre los árboles a un Ruiz Señor, dictándome una estrofa guiadora:

 

 

 

El camino que conduce

A nuesta casa de regreso

Estuvo marcado de antemano

Por las huellas que ha ido dejando

El fósil de nuestras experiencias.

 

Para el fiel observador

Es sencillo retomar la marca de su paso.

Este rastro es parecido al que dejaban

Personajes de viejas narraciones.

Sólo que ningún pájaro vivo

Es capaz de robar

Por más hambre que tenga.

 

Cuando en el silencio la Reflexión nos amenaza

Con revelarnos el sitio que buscamos,

Mirarás sobre tus hombros por la Playa de tu Vida.

Y allí verás aún petrificándose a tus huellas.

 

Ellas son las experiencias destacadas

Que a tu memoria

(Nunca más)

Dejarán de estremecer.

 

 

 

Y allí se puede divisar

El primer crepúsculo,

O nuestro tímido primer sexo...

 

Las huellas reparten el cuerpo

Del principito que en un tiempo admirabas

A lo largo y a lo ancho de la Playa de tu Vida.

 

Y así, en cada soledad

Será mas doloroso este vacío.

Pues un reloj verdadero y cosmológico

Prohibe borrar ninguna marca... ningún hecho.

 

De ahora en más, desde este punto,

Únicamente hacía adelante

Mirarán los sabios ojos.

 

¿En qué vado dejaré fosilizándose

Las futuras huellas de mi vida?

 

Si en verdad quieres volver a casa

Deberás ver sobre tus hombros y atisbar

El camino circular

que nunca debiste haber dejado.

(Pero del que inevitables

Pasos inspectores te han perdido).

 

Haz de guiarte por las huellas

Que alguien más haya dejado;

Si en ellas diferencias

Los risos color trigo

Y el reflejo de tus sueños.

 

 

 

 

http://colordeltrigo.fullblog.com.ar/refugios-naturales.html

 

                       http://colordeltrigo.fullblog.com.ar/como-un-juego-de-ninos.html

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